Las primeras habilidades sociales
que adquieren los niños son escuchar, iniciar una conversación, mantener una
conversación, formular una pregunta, agradecer, presentarse y hacer un
cumplido.
Después están las habilidades
relacionadas con sentimientos,
como conocer los propios sentimientos, expresarlos, comprender los sentimientos
de los demás y expresar el afecto.
Y, por último, nos encontramos con las habilidades sociales más avanzadas. Aquí se sitúan pedir ayuda, participar, dar instrucciones y ofrecer disculpas.
¿ CÓMO SE PUEDE PROMOVER ESAS HABILIDADES AL INTERIOR DE LAS FAMILIAS?
1. REGLAS CLARAS: Cuando los
padres enseñan reglas sociales a sus hijos, a ellos les resulta más fácil
actuar de manera acorde al contexto y en relación con los demás.
2. MOSTRAR LO QUE SE ESPERA DE
ELLOS: En ocasiones los niños no saben cómo responder a determinadas
situaciones, por eso es importante explicarles, hacerlo evidente.
3. EL DIÁLOGO: Es importante que
al interior de la familia haya espacio para conversar, compartir experiencias y
emociones dentro del entorno familiar. Por ejemplo compartir en el
desayuno y conversar sin utilizar celulares y otros dispositivos en la
mesa.
4. REFLEXIONAR SOBRE LOS
CONFLICTOS: A través de preguntas frente a una situación conflictiva y como
preguntar podría actuar para resolverla. La idea no es resolverle el problema o
decirle lo que debe hacer, sino brindarle herramientas para que el propio niño
los resuelva.
5. APOYO Y LÍMITES: Un niño que conoce claramente los límites tendrá mejores habilidades interpersonales, en diferentes escenarios.
6. EXPRESIÓN Y COMPRENSIÓN DE LAS
EMOCIONES. Si los padres expresan sus propias emociones, es más probable
que el niño también lo haga.
7. DEMOSTRACIONES DE AFECTO: Si
los padres son afectuosos los niños aprenderán a hacerlo.
8. FOMENTO DE LA AUTONOMÍA: Es importante acompañar al niño permitiendo que pueda ir resolviendo paulatinamente situaciones sociales de manera autónoma.
Como Madres padres o cuidadores podemos fortalecer las habilidades sociales de los niños y niñas en casa, pero debemos también reflexionar sobre nuestra propia manera de comportarnos, pues somos figuras emocionalmente significativas para ellos e influenciamos directamente en su formación.
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